Como Marcelo Spínola y Celia Méndez, hemos conocido el amor personal de Jesucristo y nos sentimos llamadas a responder a este amor buscando en todo y siempre su voluntad.
El centro de nuestra espiritualidad es la persona de Jesucristo, su amor personal, su Corazón. El amor de Cristo es el que nos urge al encuentro personal con Él en la oración, de donde brota el celo apostólico, la urgencia de darlo a conocer.
La Eucaristía, expresión del amor de Jesucristo, sacramento permanente de Cristo vivo en la Iglesia, configura nuestro ser y nos lleva a asumir solidariamente, unidas a Cristo en su sacrificio, la limitación y el pecado de todos los hombres: Reparación. La Eucaristía, significa y realiza la comunión con todos los hombres y sustenta la comunidad, que en ella tiene su centro.
La Esclavitud, al estilo de María, primera Esclava del Señor, es nuestra forma concreta de responder al amor personal de Jesucristo. La esclava es una mujer que se entrega absoluta y libremente al Corazón de Cristo en total búsqueda y disponibilidad a la voluntad de Dios.
Nuestra Misión, anunciar el amor personal de Jesucristo, se concreta a través del servicio apostólico de la educación de niños y jóvenes de toda clase social. Educando, participamos en la obra salvadora de Dios y lo glorificamos, porque todo lo que hagamos para que la persona aprenda a ser responsable y artífice de su propio destino, es glorificación de Dios.
La educación de la fe tiene prioridad no sólo en la escuela, sino en todas las obras apostólicas de la Congregación, que se define a sí misma misionera, como la propia Iglesia.
La sensibilidad de los Fundadores hacia los más necesitados y la llamada de la Iglesia, llevan a intensificar nuestra presencia en lugares y grupos humanos menos atendidos.
Todas estas dimensiones de nuestra espiritualidad determinan en nuestra familia un estilo de vida cuyos rasgos y valores fundamentales son:
-Contemplación en la acción como fruto de una intensa vida de oración;
-Obediencia y disponibilidad plena a la voluntad de Dios;
-Humildad y sencillez;
-Celo apostólico.