Tras el buen sabor de boca que nos dejaba la vivencia del Proyecto del disco ADC, algunas hermanas volvían a sus comunidades y otras nos quedábamos en Corteconcepción para seguir disfrutando, en estos días de Navidad, de la convivencia fraterna, el campo y el descanso.

El día 29 por la tarde – noche empezaban a llegar también algunas hermanas que se sumaban a esta propuesta genial de regalarnos la oportunidad de “despedir el año a nuestro modo” lejos de los espacios de siempre, de la rutina y el trabajo.

El día 30 tuvimos nuestro retiro de fin de año. Las nubes hicieron una tregua y el sol estuvo radiante durante todo el día. Teníamos por delante un tiempo propicio para el silencio, la oración y el encuentro con el Señor. Todo invitaba a hacer memoria agradecida del año. Como material de fondo nos sumábamos a la propuesta que se nos hacía a toda la Congregación desde el proyecto “Soy feliz siendo su Esclava” que estrenábamos hace poquito, al comenzar el adviento el pasado mes de diciembre. Terminamos este día de retiro con una oración compartida, ante el Señor de manifiesto, que a todas nos reconfortó, ayudo y alentó. El compartir fue sincero y de corazón. No faltaron palabras de gratitud hacia las hermanas que nos han dejado este año y que recibirán el 2018 desde el cielo. Fue un día intenso pero bonito… y tras la cena compartimos en torno a la chimenea un rato de risas y juego fraterno.

El 31 por la mañana hubo un grupo de hermanas que se fueron de excursión a la peña de Alájar, otras se quedaron en casa trabajando y preparando algunas cosillas… tras el almuerzo: siesta, película, oración… cada una según lo que más le descansaba. Nos encontramos a las 19:00 para ir a la parroquia del pueblo a celebrar la eucaristía ¡que fue preciosa! Y al terminar, de vuelta a casa a preparar la cena, las uvas… y todo lo necesario para darle la bienvenida al nuevo año.

Nuestra hermana Enma desplegó toda su creatividad para ambientar el salón y recibir el año con una explosión de alegría. Teófilo y Rosario prepararon con esmero una cena riquísima, Fátima nos ayudó a situarnos delante del Señor en esa última hora del 2017 en clave de agradecimiento, perdón y deseos. Deseos donde tuvimos presente a cada hermana, las distintas comunidades ¡toda la Congregación! Y tras la oración ¡las campanadas! Brindis, música y alegría… cada hermana se entregó a la fiesta con lo mejor de sí misma, desde el atuendo festivo hasta las palmas, los bailes, castañuelas… y ¡cómo no! esa ronda de chistes espontánea al final que nos hizo soltar más de una carcajada.

En fin… como decía, “despedir el año a nuestro modo”, sencillamente, sin grandes cosas, dándole valor a lo que de verdad en nuestra vida cuenta: el Señor, la comunidad y desde ahí orientar nuestra vida, proyectar nuestro año al modo de Jesús; de adentro hacia afuera. Contigo salgo al mundo, contigo todo un año por delante para anunciar tu amor y empujar tu reino.

Gracias a cada una de las hermanas con las que hemos compartido estos días. Unidas cada día de este nuevo año 2018 en su corazón.

 Ángela Lopera Casal, adc

18 de enero de 2018